Herederos de Dios y Coherederos con Cristo (Romanos 8:16-17)
HEREDEROS DE DIOS EN CRISTO
"El Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo" (Ro.8:16-17)
SOBREABUNDANTE GRACIA EN CRISTO
"en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados según las riquezas de
su gracia, que hizo sobreabundar para con
nosotros en toda sabiduría e inteligencia" (Ef.1:7-8)
QUE LA GRACIA REINE Y NO EL PECADO
"la ley se introdujo para que el pecado
abundase; mas cuando el pecado
abundó, sobreabundó la gracia; para que...
la gracia reine ...mediante Jesucristo" (Rom.5:20-21)


 
15 de junio de 2025

 
INDIGNACIÓN ESPIRITUAL
 
1 Samuel 11:5-6 Y he aquí Saúl que venía del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le contaron las palabras de los hombres de Jabes. Al oír Saúl estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se encendió en ira en gran manera.
 
 
Al saber del sufrimiento injusto de otros, y teniendo la autoridad espiritual para confrontar la maldad, el siervo de Dios puede llenarse de indignación; pero solo si esto sirve para obrar justamente en el Señor.
 
Sin que Saúl hubiese empezado a ejercer sus funciones como rey, estando ocupado con el ganado, supo de las amenazas de los amonitas a los habitantes de la ciudad de Jabes. Se enteró de cómo les pidieron que cada uno se sacara el ojo derecho, para no exterminarlos y someterlos bajo su dominio; y esto, según la Biblia, sirvió como circunstancia ideal para que Saúl fuera lleno del Espíritu de Dios en batalla, llevándole a una ira santa que lo impulsara a salir en defensa del pueblo de Dios.
 
Sin lugar a dudas el pueblo de Dios de hoy, los creyentes en Cristo Jesús, no están llamados a luchar físicamente contra ninguna persona; pero, aun así, están capacitados por el mismo Espíritu de Dios para indignarse ante las injusticias que hacen daño a otros seres humanos y que afrentan la santidad de Dios.
 
Difícilmente una persona al llenarse de ira lo hace de forma santa, porque para ello debe hacerlo por el motivo correcto, de la forma correcta, en la intensidad correcta, con la duración correcta y contra la persona correcta; y esto solo lo hace Dios con su ira santa. Pero, cuando la Escritura dice que el mismo Espíritu Santo llenó de ira a un siervo de Dios, proclama que esta indignación poseía la justa medida divina.
 
Si nos cuesta indignarnos por el pecado nuestro, por la maldad de la humanidad y por la injusta rebeldía del ser humano ante Dios, tal vez no estemos llenos del Espíritu Santo; porque Su santidad nos lleva a aborrecer el pecado, tal como Él lo aborrece.
 
De cada cristiano debería decirse, así como se escribió de Cristo: “El celo de tu casa me consume” (Juan 2:17).
 

 
 
14 de junio de 2025

 
NECESIDAD DEL PODER DE DIOS
 
1 Samuel 10:6-7 Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo.
 
 
La capacidad especial que Dios da a quienes llama a servirles es indispensable para que puedan cumplir su misión, porque de lo contrario se desviarían del propósito y escasearían sus recursos.
 
Saúl, aquel hombre al cual Dios le dijo a Samuel que ungiera, cumplía con las expectativas humanas del pueblo; ya que “Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey!” (1 Samuel 10:24). Pero esto no era suficiente para gobernar.
 
Además de parecer el ideal, Saúl debía ser capacitado por Dios; y por ello Samuel no solo lo ungió con aceite, como símbolo de su llamado a ser rey, sino que también le anunció su encuentro con el Espíritu de Dios, para resaltarle su necesidad de Él. Así, bajo la guía y el poder sobrenatural del Señor, Saúl podría hacer “lo que le viniere a la mano”; porque Dios estaba con él.
 
Hoy sabemos que al final Saúl terminó obrando bajo su criterio y no por la guía del Espíritu Santo; pero ese evento especial, en el que fue marcado por capacidades especiales de Dios, nos debe recordar que estas son solo para hacer la voluntad del Señor y no para nuestro propio beneficio.
 
Lo acontecido sobre Saúl nos debe impulsar a depender enteramente del poder de Dios por medio de su Espíritu; porque los talentos, capacidades, dones y destrezas humanas no son suficientes para agradar a Dios con nuestra vida; pues todo ello debe ser tomado, dirigido y usado poderosamente por el Espíritu de Dios a través de la sujeción obediente a Su Palabra.
 
Recuerde que Cristo lo ratificó enfáticamente: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).
 

 
 
13 de juno de 2025

 
DIOS ESCOGE Y RESPONDE POR MISERICORDIA
 
1 Samuel 9:16-17 Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí. Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí éste es el varón del cual te hablé; éste gobernará a mi pueblo.
 
 
Para el cristiano auténtico las soluciones a los problemas siempre vienen como consecuencia de la misericordia de Dios; porque por esa misma razón es que el Señor lo escogió para que le conociera y le sirviera por medio de Jesucristo.
 
Cuando Samuel recibió a Saúl y le pidió que no se afanara más, en la búsqueda de las asnas que se le habían perdido a su padre, le insinuó que Dios tenía grandes cosas para él y para su familia; y esto lo hizo porque anticipadamente el Señor le había ordenado que ungiera a Saúl como rey. Ante esto Saúl respondió: “¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?” (1 Samuel 9:21).
 
Saúl no se consideraba digno de ser rey; y aun así Dios lo escogió. Lo más impactante es que Dios lo escogió para librar de los filisteos al pueblo de Israel, a pesar de que los israelitas habían menospreciado el señorío y la protección de Dios cuando pidieron un rey. De esta forma se revela que el Señor actuó por pura misericordia.
 
Hoy sigue siendo igual; por misericordia especial, denominada gracia salvadora, Dios escoge del mundo a hombres y mujeres para que le sigan por medio de la fe en Jesucristo; y, al mismo tiempo, siendo conscientes del favor divino, los individuos llamados por el Señor se mueven en la gracia de Dios y por la gracia de Dios, apelando a Su misericordia para que les sea concedido lo que necesitan.
 
Ciertamente, debemos actuar para conseguir; pero aún nuestro actuar voluntario, cuando estamos en Cristo, es dirigido por la gracia divina, para concedernos de forma misericordiosa lo que necesitamos; así como Saúl fue llevado por Dios ante Samuel por medio de su búsqueda diligente de las asnas de su padre.
 
Si usted reconoce que Dios lo escogió por misericordia, entonces apelará a ella con fe para orar conforme lo mandó el Señor Jesús: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7).
 

 
 
12 de junio de 2025

 
CAMBIANDO A DIOS POR LOS HOMBRES
 
1 Samuel 8:7-9 Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos. Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, dejándome a mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo. Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos.
 
 
Por más ordenado, productivo, humanitario y bien enfocado que sea un gobierno, siempre será imperfecto y revelará como la humanidad prefiere la opresión del hombre en lugar del gobierno de Dios.
 
Samuel, cuando recibió la orden de Dios de darles rey, usó las palabras más adecuadas para describirles a los israelitas las opresiones a las que los sometería un rey; pero, aun así, el pueblo le dijo: “No, sino que habrá rey sobre nosotros; y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras (1Samuel 8:19-20). El deseo de ellos era ser como los demás, olvidando el favor especial de Dios sobre ellos.
 
Claro, el pueblo usó como excusa el hecho de que los hijos de Samuel no fueron como su padre, sino que ellos “se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho” (1Samuel 8:3). Seguramente se quejaron de que otra vez no habría alguien que los ordenara y se olvidaron que Dios mismo les había dado un orden a través de Su ley.
 
Hoy no existe la monarquía; y donde se ostenta, por lo general, es más como un ejercicio diplomático, pues no se da al estilo imperial antiguo. Pero, aún hoy, con la democracia establecida en la mayoría de los países, y a pesar de las ventajas de ella sobre los otros tipos de gobierno, se sigue prefiriendo a los hombres antes que a Dios.
 
Hoy es normal escuchar que un líder sea políticamente correcto, aunque su vida sea moralmente un desastre; hoy la mayoría enseña que en la política no hay moral, que no hay bueno ni malo, solo lo conveniente o lo inconveniente. Pero, como la ley moral de Dios es para todo ser humano, hoy el Señor también puede decir: “a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos”.
 
¿Confía usted en la dirección de una persona más que en la de Dios a través de Su Palabra? Recuerde que Jesucristo es el verdadero Señor y Rey que debe gobernar nuestras vidas.
 

 
 
11 de junio de 2025

 
ARREPENTIRSE Y VOLVER A DIOS
 
1 Samuel 7:3 Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.
 
 
El creyente en Cristo sabe que su arrepentimiento no es una simple expresión verbal, o un mero sentimiento de tristeza en su alma, ni mucho menos la sola lamentación de la consecuencia del pecado en su vida; el cristiano sabe que arrepentirse consiste en abandonar todo lo que Dios aborrece, para así correr con todo su ser hacia el Señor.
 
El pueblo de Israel había sufrido mucho a manos de los filisteos y seguramente se lamentaban por saber que esto era a causa de su infidelidad para con el Señor; pero cuando Samuel, un verdadero siervo de Dios, se levantó a juzgar en medio de ellos, él no les mostró expresiones de lastima o conmiseración, sino que fue directamente a la raíz de su mal diciéndoles: “Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová”.
 
Volverse a Jehová, entonces, significa: Darle todo el corazón a Él, quitar todo ídolo que compita con Él en nuestro corazón y vivir para servirle al Señor; solo así seremos realmente librados por el Señor, así como los israelitas fueron librados de los filisteos.
 
¿Que hay en nuestro corazón?, ¿Quién o qué gobierna nuestra alma?, ¿Para quién o para qué trabajamos en esta vida? Si nos hacemos estas preguntas con sinceridad, teniendo en cuenta la variedad de respuestas que deberíamos identificar, encontraremos que la mayoría de las personas viven esclavizadas a cosas y personas que nunca les podrán dar la libertad espiritual que solo Cristo puede dar a quién le sirve. Es por ello que la mayoría viven afligidos, así como los israelitas vivían bajo afligidos por los filisteos.
 
Jesús dejó fue claro sobre lo que sucede en una vida sin verdadero arrepentimiento, al decir: “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:34). Al mismo tiempo, el Señor mostró que la solución es confiar de todo corazón en Él, al decir: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36).
 

 
 
10 de junio de 2025

 
DIOS DOBLEGA CORAZONES ENDURECIDOS
 
1 Samuel 6:6 ¿Por qué endurecéis vuestro corazón, como los egipcios y Faraón endurecieron su corazón? Después que los había tratado así, ¿no los dejaron ir, y se fueron?
 
 
Dios mismo dirige, por medio de las circunstancias adversas, a quien no desea hacer Su voluntad; aún sin transformarlo internamente. Por ello de nada sirve endurecerse ante el Señor, pues eso solo hace que se acumule Su justa ira para el día del juicio.
 
Los filisteos aún recordaban las plagas con las que Dios doblegó al Faraón para sacar a los israelitas de Egipto; y esto les sirvió de referente para entender sus circunstancias adversas. Ellos, a pesar de su rebeldía contra Dios y de sus prácticas religiosas paganas, pudieron identificar el castigo divino sobre sus vidas por haber robado el arca del pacto a los judíos.
 
En la actualidad muchos de los que profesan conocer al Dios de la Biblia se oponen al concepto bíblico del castigo divino para someter a la humanidad en rebeldía; alegan que un Dios bueno no puede determinar circunstancias de este tipo para Sus criaturas. Pero la Biblia muestra que un Dios verdaderamente bueno debe mantener el control sobre Su creación, impidiendo que la maldad se desborde.
 
La mayoría de las veces, los más alejados del cristianismo, no se llegan a cuestionar esta realidad del control divino sobre los acontecimientos catastróficos como juicio por el pecado; y, paradójicamente, confirman así el cumplimiento del objetivo por el cual Dios somete a juicio al corazón rebelde a través de Su poder sobre toda la tierra (Rom.9:17).
 
Recuerde que Dios es glorificado en el corazón arrepentido, porque es Él mismo quien lo transforma para que se entregue a Cristo; pero también Dios se glorifica al someter a juicio a aquel que se endurece y no se arrepiente, “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil.2:10-11).
 

 
 
09 de junio de 2025

 
LA PRESENCIA DE DIOS PARA JUZGAR
 
1 Samuel 5:11 Y enviaron y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Enviad el arca del Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no nos mate a nosotros ni a nuestro pueblo; porque había consternación de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí.
 
 
El cristiano bíblico sabe que el mismo Señor que lo salvó a través de Jesucristo, es también quien juzgará el mundo por medio de Él; por ello se goza en saber que la misma presencia de Dios que lo debía fulminar por su pecado, ahora lo sustenta en arrepentimiento y fe.
 
¡Filisteos en caos y destrucción!, eso fue lo que se produjo cuando ellos se robaron el arca del pacto que servía de mecanismo para que Dios morara en medio de Su pueblo. Era la misma arca desde la que Dios se comunicaba milagrosamente a favor de Israel; pero ahora, de forma prodigiosa, no comunicaba salvación sino juicio; trajo enfermedades en medio de los filisteos y hasta decapitó e hizo que se postrara la estatua de un “dios” pagano llamado Dagón. (1 Samuel 5:4).
 
Estos hechos históricos fueron demasiado prodigiosos para atribuírselos a la mentalidad supersticiosa de los filisteos; es más, pasaron el arca de lugar en lugar para encontrar donde conservarla sin tener que devolverla, pero Dios estaba en medio de ellos para juzgarlos.
 
Un predicador resumió su mensaje así: “La buena noticia, es que Dios está en medio de nosotros; y la mala noticia, es que Dios está en medio de nosotros; depende de qué lado estás”. Esto fue, ha sido y será siempre así; ya que el cielo es cielo porque los que sean salvados podrán disfrutar por la eternidad del favor especial de Dios; pero también, el infierno es infierno porque los que sean condenados sufrirán eternamente la Ira del justo juicio del Señor.
 
Los salvos en el cielo y los condenados en el infierno, ambos pecaron, ambos sintieron el llamado de su conciencia, ambos tuvieron las evidencias del creador a través de la creación y ambos, de una u otra forma, alcanzaron a escuchar el mensaje del evangelio de Jesucristo; pero solo los que se negaron a sí mismos, arrepintiéndose de su maldad y corriendo hacia Dios en obediencia, verán como bendición la eternidad con el Señor.
 
¿De qué lado está usted? Si en vida solo puede sentirse seguro en Cristo, rechazando todo argumento humano para justificarse a sí mismo, entonces será salvo cuando Cristo vuelva para juzgar el mundo.
 

 
 
08 de junio de 2025

 
DIOS ES LA GLORIA DE SU PUEBLO
 
1 Samuel 4:21-22 Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido. Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios.
 
 
El verdadero pueblo de Dios lucha más por deleitarse en su Señor y obedecerlo, que por cualquier otra cosa; porque sabe que confundir la gloria de la presencia de Dios con las bendiciones que ella otorga, hace que Dios esté fuera de la vida real de quienes lo invocan.
 
Prácticamente al mismo tiempo murieron Ofni y Finess (los sacerdotes hijos de Elí), Elí y la mujer de Finess. Los dos primeros en batalla, el segundo al recibir la noticia de la muerte de sus hijos y la mujer mientras daba luz a Icabod, pero también al recibir la noticia.
 
Se cumplió la sentencia divina que pendía sobre la familia sacerdotal que estaba profanando con su pecado el servicio a Dios; pero al mismo tiempo también se castigó la desobediencia del pueblo de Dios con el destierro del arca del pacto, a través de la cual Dios moraba en medio de ellos. Es por ello que la mujer de Finess llamó Icabod a su hijo, porque su nombre significa: La gloria ha partido, siendo traspasada o desterrada.
 
La gloria de Dios en medio de Su pueblo no consiste en que este esté lleno de victorias humanas; consiste en que el Señor habite en medio de él. Israel confundió las bendiciones con el bendito; y hoy en día muchos de los que se llaman cristianos hacen lo mismo.
 
No importando las circunstancias adversas, el cristiano sabe que lo realmente importa es su relación con Dios por medio de la fe en Jesucristo; porque entiende que el sacrifico de Cristo le dio libre acceso al Padre y ve gloriosa la presencia de Dios a través del Espíritu Santo en su vida, luchando todos los días por deleitarse en ella más que en el mundo.
 
Ahora, la pregunta para usted es: ¿Dios realmente es su gloria?
 

 
 
07 de junio de 2025

 
OÍR A DIOS COMO UN NIÑO OBEDIENTE
 
1 Samuel 3:10-12 Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.  Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin.
 
 
Cuando el corazón se despoja de toda jactancia humana, y simplemente desea oír y obedecer lo que Dios habla en su Palabra, la gloria del Señor resplandece y el pecado del hombre queda al descubierto.
 
Sorprendentemente, Elí no detuvo la maldad de sus hijos, quienes ejercían el sacerdocio de forma corrupta (1 Samuel 2:12-17, 22); y cuando les habló, “ellos no oyeron la voz de su Padre” (1 Samuel 2:25) que hacía eco del juicio de Dios sobre sus vidas. Pero el pequeño Samuel, no solo oyó la voz de Dios, a pesar de no reconocerla las tres primeras veces; sino que además, siguiendo la orientación de Elí para la última ocasión, pudo conocer y obedecer al Señor.
 
Que paradójico, los que tenían la edad y le debían obediencia plena a Elí, sus hijos, no se quisieron someter al Señor; pero el que no parecía tener edad y no era pariente de sangre de Elí, Samuel, si se sometió por completo al Señor; a pesar de lo difícil del mensaje que se le dio.
 
¡Cuántos hoy dicen oír a Dios! Pero muy pocos realmente lo están escuchando con el corazón sumiso y entregado que el Señor le dio a Samuel. Muchos escuchan su propio corazón lleno de pecado, o sus argumentos humanos, o lo que el mundo les ha enseñado sobre Dios y su voluntad; y creen que realmente han oído al verdadero Dios.
 
Solo quien viene arrepentido por su pecado, a oír obedientemente la voluntad del Señor, es quien tiene un corazón transformado para Cristo; sobre él se ratifica lo que Jesús enseñó, al ver que los niños se le acercaban: “el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Marcos 10:15).
 

 
 
06 de junio de 2025

 
DIOS ES QUIEN MÁS DA
 
1 Samuel 2:20-21 Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa. Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.
 
 
Cuando le damos algo al Señor, por el solo hecho de honrarle y glorificarle, Él se desborda en bendición sobre nosotros. Sea con lo mismo, o con abundancia espiritual, Él nunca se dejará ganar en generosidad; porque Su naturaleza es dar abundantemente.
 
Ana entregó a su hijo Samuel recién destetado, conforme lo había prometido al Señor; y su actitud gozosa sobresale en la oración que quedó registrada en 1 Samuel 2:1-10. Ella no se desprendió de Samuel con tristeza, así fuera su único hijo, recibido como resultado de la respuesta de Dios a su oración; ella sabía que debía honrar al Señor y por ello Dios la “visitó” dándole cinco hijos más.
 
Ese es el Dios de la Biblia, del cual, al hablar sobre pedirle sabiduría, se escribió que Él “da a todos abundantemente y sin reproche” (Santiago 1:5). Es el mismo Dios “que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros”; por lo cual se deduce: ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32).
 
¿Cómo negarnos a entregarle algo de nuestra vida a un Dios tan generoso? ¿Cómo negarnos a entregarle toda nuestra vida a un Dios que sacrificó a Su propio Hijo por salvarnos? ¿Cómo dudar de Su buen propósito de bendecirnos cuando nos demanda que renunciamos a algo, o a alguien? No olvidemos que Él le dio cinco hijos más a Ana, luego de que ella le consagrara a Samuel.
 
No debemos olvidar que Dios es rico en generosidad, para que “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9).
 

 
 
05 de junio de 2025

 
ORAR PARA DAR A DIOS
 
1 Samuel 1:26-28 Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová.
 
 
Cuando se ora realmente, no se pide solo para satisfacer los deseos; se pide para agradar y glorificar a Dios. Es por ello que el cristiano solo debe pedir lo que es conforme a la voluntad de Dios, para que pueda dedicárselo a Él.
 
Ana oró y lloró delante de Dios al pedir que le diera un hijo; pero junto con su petición, ella prometió: “Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza” (1 Samuel 1:11).
 
Como Ana, todos tenemos peticiones para hacer delante de Dios; y todos debemos sentir la necesidad de lo que pedimos, para poder clamar con fervor delante del Señor. Pero, al mismo tiempo, debemos estar dispuestos a dedicar al Señor lo que recibimos de Él; porque de lo contrario no sería para la gloria de Dios, sino para la nuestra.
 
Ya sean hijos, pareja, trabajo, salud, logros o bienes; siempre debemos estar dispuestos a entregárselos al Señor, cuando los recibamos como respuesta a nuestra oración. Nuestra petición debe llevar incluido el compromiso de consagrar a Dios lo que recibimos.
 
Reflexionemos ¿Realmente glorificamos al Señor con lo que Él nos da? Si es así, como Ana podremos decir: “Jehová me dio lo que le pedí.  Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová”.
 

 
 
04 de junio de 2025

 
NECESIDAD DE REDENTOR Y RESTAURADOR
 
Rut 4:13-15 Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos.
 
 
Como Noemí, el cristiano sabe que necesita a alguien con mayor poder, que sea cercano a su sufrimiento, para pagar por su pérdida y restaurar su vida; porque sabe que esto es lo que ha recibido del Señor Jesucristo.
 
Noemí pudo ver como Booz convenció a su otro pariente cercano de permitirle redimir (comprar) las tierras que eran de su difunto esposo; y, además, vio como este se casó con Rut y le dio un hijo, el cual llegaría a ser el abuelo del rey David. Noemí recibió redención y restauración a través del amor que Booz tuvo por Rut.
 
Así mismo el creyente verdadero sabe que su vida solo ha sido redimida y restaurada por medio de Jesucristo, quien es el único que le ha amado al punto de morir en la cruz para redimirlo. El Señor Jesús pago con su propia sangre, con su vida; y, además, envió al Espíritu Santo para transformarnos y restaurarnos. Jesús es nuestro redentor y restaurador.
 
Es por ello que cuando el cristiano tiene cualquier tipo de dificultad, no apela a una persona para que lo libre, sino que busca a su redentor; porque sabe que “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32).
 
Nuestra esperanza como hijos de Dios no está puesta en ningún Booz contemporáneo, sino en el Señor Jesucristo; porque Él no solo vino para darnos la entrada al cielo, también pagó por todo lo que necesitamos para vivir conforme a Su voluntad.
 
Debido a que siempre necesitamos sabernos redimidos y restaurados, siempre debemos depender de nuestro señor Jesucristo; el cual es nuestro verdadero redentor y restaurador.
 

 
 
03 de junio de 2025

 
BENDICIÓN DEL CARÁCTER MADURO
 
Rut 3:10-11 Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos.  Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa.
 
 
Al guiarnos por un sentido bíblico de responsabilidad, los cristianos renunciamos a toda clase de inmadurez para actuar; no dejándonos llevar por los impulsos carnales, sino por la voluntad de Dios.
 
Rut pudo haber buscado algún joven de su edad que la tomara como esposa, ya que era viuda; pero prefirió seguir las recomendaciones de su suegra de pedirle a Booz, su pariente cercano, que la tomara por mujer. Esto es sencillo de explicar: Solo un pariente cercano podía tomar a una mujer viuda para que el nombre de su difunto esposo no quedara sin descendencia; y Rut decidió actuar de forma madura y no por impulsos momentáneos.
 
Es necesario aclarar que esta respuesta misericordiosa que Rut buscaba de Booz era denominada “redención”; y muchos creen que, en este caso en particular, estando ellos dentro de la línea genealógica de la humanidad de Cristo, la redención de Booz para con Rut apuntaba a la Redención que el Señor Jesucristo compraría para nosotros, Su iglesia, con Su vida, muerte y resurrección.
 
Igualmente, debemos recordar que hay bendición de parte de Dios para todo el que no se deja llevar por la moda, o por la presión de grupo, o por las tendencias del mundo; sino que se guía por la voluntad del Señor. La bendición consiste en ser una persona virtuosa, que posee un carácter maduro y que refleja la santidad del Señor.
 
Hoy en día hay una crisis en medio de la sociedad; pues, a pesar de que las personas se hacen profesionales a una edad cada vez más joven, no tienen la madurez suficiente para manejar su vida emocional, familiar y económica. No es difícil ver profesionales exitosos divorciados, dependientes de algún vicio y despilfarrando sus bienes; y esto sucede porque desde el hogar no se están transmitiendo claramente los valores bíblicos de responsabilidad ante un Dios soberano; y tristemente muchos de estos hogares se dicen cristianos.
 
El cristiano debe actuar por convicción y no por emoción, conociendo la voluntad de Dios revelada en la Biblia y aplicándola responsablemente en cada aspecto de su vida; porque solo así será una bendición para su gente y su generación.
 

 
 
02 de junio de 2025

 
DIOS RECOMPENSA A QUIEN ES FIEL
 
Rut 2:11-12 Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes.  Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.
 
 
Ninguno de los sacrificios que hagamos por otros, siendo fieles a ellos y a Dios, dejará de ser recompensado por nuestro Señor.
 
Rut se dispuso a ir a los campos, a recoger de lo que les sobraba a los segadores para poder sostener a su suegra; y esta solicitud fue conocida por todos, hasta el punto de llegar a oídos de Booz, el dueño del cultivo donde ella había pedido que le permitieran recoger- Entonces, al ver su entrega y sacrificio fiel hacia su suegra, Booz la tuvo en gracia y le pidió que siguiera allí todo el tiempo de la cosecha, con los beneficios que tenían sus empleadas.
 
Esta es una muestra de cómo Dios si recompensa la fidelidad en medio de la adversidad; y de cómo el Señor es el defensor de las viudas y de los huérfanos, quienes eran los más desprotegidos en las sociedades de los tiempos bíblicos.
 
Ahora sigue siendo igual, Dios sigue recompensando a quienes permanecen fieles y diligentes en sacrificarse por otros en medio de las más terribles circunstancias. Quien abandona su matrimonio por falta de armonía, quien abandona a sus hijos por falta de recursos económicos, o quien simplemente deja en su sufrimiento a alguien cercano por no querer sufrir junto a él, ignora que Dios recompensa a quien es fiel en la adversidad.
 
El cristiano no se puede rehusar a sacrificarse por ayudar a otros; porque sabe que su Señor no se rehusó a sacrificarse por él en la adversidad más terrible que ninguno había vivido. Cristo sufrió el juicio de Dios en la cruz por el perdón de nuestros pecados (2Cor.5:21).
 

 
 
01 de junio de 2025

 
FIDELIDAD VERDADERA
 
Rut 1:16 Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.
 
 
Ni las circunstancias difíciles, ni las pérdidas humanas, ni las desilusiones del corazón le sirven de excusa a quien es fiel; porque simplemente sabe que su lealtad termina por honrar al único que es verdaderamente fiel, a Dios.
 
Rut, siendo moabita, se mantuvo firme en acompañar a su suegra Noemí; seguramente tomó ejemplo de ella, al ver como acompañó a su esposo lejos de su tierra, como se mantuvo firme ante la muerte de él y de sus hijos, y como se esmeró por el bienestar de sus nueras. Y, al presenciar todo esto, en vez de desilusionarse, Rut se alentó a seguir con su suegra; porque entendió que la fidelidad se mide en los tiempos de dificultad y que detrás del carácter fiel de su suegra Noemí estaba el único Dios fiel y verdadero.
 
Esto nos muestra como Dios usa el ejemplo de vida de sus siervos para generar atracción por Él. Porque, así como Rut, siendo de una cultura llena de “dioses” falsos, terminó por profesar su entrega al Dios de Noemí; así muchos hoy terminan por entregarse a Jesucristo, al ver el ejemplo de vida de quienes le siguen fielmente en medio de la adversidad.
 
Al creyente en Cristo no le interesa solamente vivir en abundancia, sino que más bien tiene el firme propósito de llegar a ser ejemplo de fidelidad; como Pablo, quien pudo decir: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil.4:12-13).
 
Si realmente reconocemos que Dios ha sido fiel para con nosotros a través de Jesucristo, a pesar de nuestras infidelidades, entonces dejaremos que Él nos moldee; y así nuestro carácter podrá servir de ejemplo para que otros también se entreguen por entero a Él.
 

 
 
31 de mayo de 2025

 
COMPASIÓN PARA RESTAURAR
 
Jueces 21:15 Y el pueblo tuvo compasión de Benjamín, porque Jehová había abierto una brecha entre las tribus de Israel.
 
 
El verdadero hijo de Dios se compadece de quien ha sido disciplinado por su pecado; y lo hace hasta el punto de ayudarlo a restaurar, para que todo redunde en su reconciliación con Dios y con los demás creyentes.
 
La búsqueda de justicia llevó a los israelitas hasta prácticamente eliminar la tribu de Benjamín; y al ver la brecha o el faltante en medio de ellos, sintieron compasión por los que habían quedado.
 
Este sentir es el que debe reinar en medio de los hijos de Dios, no dejando que el deseo de pureza mengüe la compasión por el que sufre; así este haya sufrido justamente por su pecado.
 
Un ejemplo claro de esto es el caso del hombre de la Iglesia de Corinto (1Co.5:1-5) que de forma aberrante tenía relaciones con su madrastra y que debido a su falta de arrepentimiento y a su mal ejemplo fue mandado a expulsar de la congregación por parte de Pablo; pero que luego, después de haber sufrido la separación, cuando este se arrepintió genuinamente, Pablo indicó: “Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza”  (2Co.2:6-7).
 
Recordemos que nuestro objetivo es ser cada día más como nuestro Señor, para que Él sea glorificado; ya que Él no solo nos corrige cuando fallamos, sino que también nos restaura cuando nos arrepentimos.
 
Busquemos la restauración de los demás, así como Cristo busca que seamos restaurados.
 

 
 
30 de mayo de 2025

 
CONFRONTANDO LA MALDAD
 
Jueces 20:11-12 Y se juntaron todos los hombres de Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre. Y las tribus de Israel enviaron varones por toda la tribu de Benjamín, diciendo: ¿Qué maldad es esta que ha sido hecha entre vosotros?
 
 
Los creyentes en Jesucristo, por amor a su Señor, deben estar dispuestos a unirse para evitar el incremento de la maldad en medio de ellos.
 
En este nivel histórico, todo Israel reconoció la maldad excesiva de la ciudad de Galaad, en la tribu de Benjamín; y se reunieron para confrontarla. Pero la tribu entera se endureció y decidió entrar en guerra con sus hermanos antes que cambiar y castigar a los culpables (Jueces 20:13-14).
 
De esta forma se desató una guerra sangrienta que terminó por casi desaparecer la tribu de Benjamín; por lo cual, para no quedar sin una tribu, los líderes de las demás tribus convinieron en un mecanismo a través del cual permitirían que los Benjamitas que sobrevivieron tomaran mujeres y reconstruyeran sus ciudades (Jueces 21).
 
Todo este cuadro debe alertarnos como creyentes; porque, aunque hoy no estamos enviados a obligar a otros a corregirse, si estamos impelidos por Dios mismo a disciplinarnos en procura de una comunidad que aborrezca el pecado del cual Cristo nos salvó.
 
Fue el mismo Señor Jesús quien estableció parámetros correctos para confrontar la maldad en medio de los creyentes; en Mateo 18:15-17, luego de recordar que es mejor entrar tuerto o cojo en el reino de los cielos, y luego de lanzar la parábola que muestra la necesidad de buscar la oveja perdida, dijo: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele”; dando un orden primero personal, luego grupal y finalmente eclesiástico para corregir a alguien; y dejando abierta la posibilidad de una exclusión del círculo de la Iglesia, al persistir la falta de arrepentimiento genuino.
 
¡Si amamos a Jesús, confrontaremos la maldad! Porque como al Señor, a nosotros nos debe acontecer como está escrito: “El celo de tu casa me consume” (Juan 2:17).
 

 
 
29 de mayo de 2025

 
EL PECADO Y SUS ASOMBROSAS CONSECUENCIAS
 
Jueces 19:30 Y todo el que veía aquello, decía: Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, tomad consejo, y hablad.
 
 
El verdadero creyente en Cristo nunca deja de asombrarse ante el pecado y sus terribles manifestaciones en el ser humano, sobre todo cuando este se practica en medio de quienes promulgan ser del pueblo de Dios.
 
Este capítulo 19 del libro de los jueces parece ser la máxima expresión de la depravación del pueblo de Israel en la tierra prometida; se ve el adulterio, la falta de hospitalidad, el homosexualismo, la violación sexual, el homicidio, la desconsideración y hasta el descuartizamiento sanguinario de parte de un levita a su concubina. Por ello es mejor leerlo todo y tratar de ubicarse en ese contexto histórico.
 
Desde su salida de Egipto, no se había visto un nivel tan alto de práctica de la maldad en Israel. Ya se estaban comportando igual, o peor, que los pueblos cananeos a los cuales conquistaron; ya se estaban olvidando que por esas mismas conductas era que Dios había expuesto al despojo de sus tierras a los cananeos. Ya se parecían más a los habitantes de Sodoma (Génesis 19) que a los herederos de la tierra prometida por el Señor; pero como Dios siempre cumple Su palabra de mantener un grupo de gente fiel a Él, estos debieron haber vivido espantados por el ambiente de entonces, así como Lot en Sodoma (2 Pe. 2:7).
 
Como lo recomienda el pasaje bíblico, deberíamos tomar consejo y hablar; deberíamos mirar en este tiempo las prácticas pecaminosas que se propagan entre quienes se dicen ser cristianos, meditar sobre esto y hablar acerca de este tema; deberíamos dejar de escudarnos detrás de un distorsionado “amor cristiano” y denunciar que muchos de lo que se dicen creyentes, e incluso iglesias, se parecen más al mundo que a Cristo; deberíamos asombrarnos realmente por esta situación y actuar.
 
¡No temamos denunciar el pecado que asombrosamente se practica en medio de quienes se dicen ser cristianos; y proclamemos las consecuencias eternas de su condición!
 

 
 
28 de mayo de 2025

 
SACERDOCIO POR NEGOCIO
 
Jueces 18:18-19 Entrando, pues, aquéllos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, los terafines y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros? Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y familia de Israel?
 
 
La persona que ha creído en Cristo, y más aún si se sabe llamada al ministerio, entiende que debe servir según la voluntad de Dios y no por prestigio ni por dinero. Pero quien ignora esto solo obra para su propio lucro.
 
Micaía había establecido en su casa un culto idolátrico, pagándole a un levita que no era de la familia sacerdotal para que hiciera de sacerdote; pero, cuando vio que los guerreros de la tribu de Dan le ofrecieron mejor posición a su “sacerdote”, se enojó mucho; porque le quitaban lo que él veía como la fuente de su bendición.
 
Lamentablemente los de la tribu de Dan aumentaron la abominación delante de Dios; porque sobornaron a este supuesto sacerdote para que se fuera con ellos, llevándolo junto con sus ídolos; y todo eso lo hicieron por beneficiarse en batalla. Y lo peor que les pudo pasar es que salieran victoriosos en su batalla; porque dieron por sentado que estaba bien mezclar el culto a Dios con la idolatría.
 
Hoy muchos alegan que no se debe ser tan radical en el servicio a Dios, que hay que saber balancear la adoración verdadera con las costumbres del mundo, para que siempre nos resulte todo bien. A la larga, mundanalmente hablando, tienen razón; porque la misma Biblia deja claro que quien usa las costumbres del mundo prospera en él: “Piedra preciosa es el soborno para el que lo practica; adondequiera que se vuelve, halla prosperidad” (Pro.17:8); pero la Palabra de Dios también aclara que esto es aborrecible ante el Señor: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia” (Col.3:5-6).
 
Servir a Dios según el evangelio no es para satisfacer la avaricia, ni para encontrar bienestar material ¡Debemos dar de gracia lo que de gracia recibimos! (Mt.10:8).
 

 
 
27 de mayo de 2025

 
LA DESOBEDIENCIA CONFUNDE
 
Jueces 17:5-6,13 Micaía tuvo casa de dioses, e hizo efod y terafines, y consagró a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.  En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. Y Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me prosperará, porque tengo un levita por sacerdote.
 
 
Las personas que obran desobedeciendo lo que Dios ha revelado en Su Palabra terminan confundiendo la bendición del Señor con los placeres y rituales del mundo; pero el creyente en Cristo no hace lo que le parece, sino lo que Dios le ha mandado.
 
Ese tiempo de los Jueces terminó por ser un desorden espiritual en medio de Israel; y Dios, a través del autor del libro, no lo oculta; por lo cual quedó escrito: “En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”. Qué triste que, al no haber un líder político que fuera dirigido por el Señor, el pueblo se haya desordenado.
 
Hoy en día, cuando el gobierno civil es secular y los líderes de las iglesias cristianas no pueden obligar a nadie a través del poder militar, más personas hacen lo que les parece, solo buscando su beneficio personal.
 
Esta es la era más marcada por el egocentrismo, el relativismo y la desobediencia; y paradójicamente esta es la era más avanzada de la historia en conocimientos científicos. Esto demuestra que el ser humano puede ser brillante intelectualmente, religiosamente y políticamente; y, al mismo tiempo, puede ser un analfabeto espiritual que confunde la sencilla y poderosa verdad de Dios, por lo cual les da rienda suelta a sus deseos pecaminosos.
 
En muchos cultos de hoy, que se autodenominan cristianos, se realizan actividades que se distancian mucho de lo que las Escrituras demandan del creyente en Cristo; y se enseñan doctrinas que solo buscan la prosperidad material, así se viole la verdad del Evangelio.
 
¡Los creyentes no necesitamos un rey humano que nos obligue a ser fieles a Jesús, Él reina espiritualmente en nosotros y nos impulsa a obedecer Su Palabra!
 

 
 
26 de mayo de 2025

 
CONSAGRACIÓN A DIOS
 
Jueces 16:16-17 Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres.
 
 
La vida de un creyente en Cristo ha sido consagrada a Dios por medio del nuevo nacimiento; pero es su responsabilidad velar por no dejar que la presión del mundo le induzca a renunciar a su consagración, para que no se debilite en la fe.
 
Sansón sabía con claridad que la última muestra que le quedaba de su consagración a Dios era su cabello sin cortar; pues él ya había bebido con los filisteos en sus fiestas, que fue lo que se le prohibió cuando su mamá aún lo tenía en el vientre; y tal vez también había comido alimentos inmundos, que son los que los paganos consagraban a sus “dioses”, por andar continuamente con mujeres filisteas. Pero su cabello quedaba aún como la última muestra de estar consagrado al Señor; y lo menospreció a causa del ruego de una mujer enemiga de su Dios y de su pueblo.
 
La presión de una persona del mundo, con estrategias y mentalidad pagana, logró lo que ningún ejército armado pudo, que Sansón prácticamente renunciara al llamado que le hizo Dios desde antes de nacer. Esto es lo que puede suceder a cualquier creyente en Cristo que se apasiona por el mundo y que permite que las personas terminen por influenciarlo más que el Dios que lo llamó a servirle.
 
Agradar a Dios es más importante que la satisfacción de quienes están a nuestro alrededor; y por ello es importante no rodearnos de personas que nos deleitan con los placeres del mundo, sino acompañarnos de quienes nos impulsan a serle fieles al Señor.
 
¡Valoremos el llamado que Dios nos hizo desde antes de la fundación del mundo para ser transformados por medio de la fe en Jesucristo! ¡No cedamos ante la presión!
 

 
 
25 de mayo de 2025

 
FUERZA ESPIRITUAL
 
Jueces 15:14-15 los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.  Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres.
 
 
El creyente que sabe vivir sin renegar por sus circunstancias, será capacitado por Dios para usar lo que tiene a la mano para Su gloria.
 
En medio de sus necedades, al ser confrontado por los líderes israelitas que temían a los filisteos, Sansón entendió que debía rendirse; y, así, esperó la confirmación de Dios para moverse. Sansón esperó la capacitación del Espíritu de Dios y usó lo que tenía a la mano cuando se supo lleno del poder del Señor; y de esta manera Dios lo usó.
 
Que difícil se ha vuelto ahora darle a entender a los creyentes en Cristo que debemos clamar a Dios por sabiduría, para poder identificar el momento y la forma adecuada de actuar en Su nombre; lo cual se resume de una forma muy sencilla: Necesitamos depender de la fuerza espiritual de Dios y no de la nuestra.
 
Ese deseo continuo, consiente y alegre de no hacer nada en las fuerzas de nuestra carne, no solo nos va a evitar dificultades, nos va a dejar a merced del gran poder de Dios para actuar. Pues si dependemos del Señor, y de Su fuerza, nuestras “ataduras” desaparecerán; y lo poco que tenemos a nuestro alcance servirá para ver a Dios glorificarse de forma milagrosa.
 
¡Usemos la fuerza espiritual que el Señor ha dado a los creyentes en Cristo! Vivamos en el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templanza que nos da el Espíritu de Dios (Gálatas 5:22-23).
 

 
 
24 de mayo de 2025

 
GUSTOS, OBLIGACIONES Y PROVIDENCIA
 
Jueces 14:3 Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada.
 
 
Que Dios obre providencialmente Su voluntad en medio de nuestras decisiones caprichosas, no significa que nuestros gustos deban ocupar el lugar de nuestras obligaciones; porque Dios busca nuestra madurez y no nuestra complacencia.
 
La historia de Sansón se teje en medio de su debilidad por las mujeres paganas, siendo ellas las que precisamente Dios les había prohibido a los israelitas; pero, curiosamente, la Biblia enseña que “esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los filisteos; pues en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel” (Jueces 14:4).
 
Esto demuestra que Dios no deja de controlar las situaciones, a pesar del pecado de la humanidad; y, especialmente, a pesar del pecado de los que él ha llamado a servirle. Pero, al mismo tiempo, esto no puede usarse como excusa para actuar caprichosamente, sin consultar la voluntad de Dios en Su Palabra; porque terminaría deteriorando el crecimiento espiritual del creyente, así Dios mismo termine obrando según Su voluntad.
 
Sansón decidió tomar a esa mujer, según él dijo: “porque ella me agrada”; pero no pensó en escoger según lo que agrada a Dios; y por eso sufrió terribles consecuencias. Es por ello que el cristiano debe buscar deleitar a su Señor en todas sus decisiones; porque sabe que así redundarán en su edificación, no dejándolo permanecer como un niño espiritual.
 
¿Qué dirige sus decisiones? ¿Es dirigido por sus gustos o por los de Dios? Recuerde que, aunque Dios siempre cumple Su voluntad soberana, el creyente solo se edifica cuando actúa en obediencia a su Señor.
 

 
 
23 de mayo de 2025

 
DEPENDENCIA EN ORACIÓN
 
Jueces 13:8 Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.
 
 
A quien ora conforme a la voluntad de Dios no le cuesta creer lo que el Señor le ha prometido; pero, sin embargo, continúa orando; porque sabe que depende de la fuerza, guía, protección y sabiduría divina para recibir y administrar lo prometido por Dios.
 
La primera aparición del Ángel de Jehová para anunciar la concepción de Sansón fue ante su madre; ella recibió las indicaciones necesarias para que su hijo fuera consagrado a Dios desde su nacimiento. Pero, como Manoa, su padre, no se encontraba allí en ese momento; él decidió orar a Dios por una nueva aparición que le orientara sobre como criar al muchacho.
 
Manoa le dio un uso correcto a la oración y por ello “Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer” (Jueces 13:9). Manoa no oró porque dudara de lo prometido, a pesar de que “su mujer era estéril” (Jueces 13:2); sino que clamó por su incapacidad humana. Lo hizo para apelar a la guía y al poder de Dios; y así hacer todo conforme a Su voluntad.
 
Ese debe ser el motivo constante de nuestra oración a Dios; no la duda, no el deseo de manipularlo, ni mucho menos el afán por reclamarle; no, nuestra oración debe estar basada en la necesidad de depender de Él, reconociendo nuestra incapacidad humana para obrar por nuestras fuerzas en Su voluntad.
 
Entre más creamos las promesas de Dios en Cristo, y más débiles nos sintamos para cumplirlas, más oraremos con fervor al Señor; y, así, más claramente seremos fortalecidos y orientados por Dios en medio de nuestra vida de oración.
 
Recuerde el mandato bíblico: “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).
 

 
 
22 de mayo de 2025

 
PELEAS ENTRE HERMANOS
 
Jueces 12:3 Viendo, pues, que no me defendíais, arriesgué mi vida, y pasé contra los hijos de Amón, y Jehová me los entregó; ¿por qué, pues, habéis subido hoy contra mí para pelear conmigo?
 
 
Aunque la persecución sobre él sea injusta, el creyente debe evitar al máximo todo tipo de conflicto con los demás; especialmente cuando la discordia es con otros creyentes.
 
Este es uno de los pasajes más tristes de la Escritura, porque muestra a los Israelitas guerreando contra ellos mismos por la tierra prometida; y la causa sencillamente era una victoria de Jefté sobre el pueblo enemigo, la cual fue vista con malos ojos por la tribu de Efraín al no ser invitados a la lucha. Paradójicamente, estos mismos que reclamaron no lo apoyaron anteriormente cuando él se los pidió; ¡Que cuadro tan lamentable! Peleando entre ellos en vez de hacerlo contra sus enemigos.
 
Entre familiares, entre amigos, entre vecinos, entre compañeros de trabajo, entre parejas y hasta entre hermanos en Cristo, siempre habrá motivos para entrar en conflicto; pero siempre los conflictos se incrementarán en la medida en que no se contempla la labor del otro en favor del bien común. Siempre que se llegue a extremos lesivos será por dar prioridad a los deseos egoístas que no dejan que las situaciones se manejen según la voluntad de Dios.
 
No debemos excusarnos detrás de la mala actitud de otros, especialmente si también son cristianos; por el contrario, debemos orar a Dios por sabiduría, para no reaccionar en nuestra humanidad sino saber cuándo y cómo hablar con quienes se da el conflicto, pasando por alto la falta para evitar inconvenientes mayores, mientras Dios nos concede el momento oportuno para reconciliarnos.
 
Sigamos la guía de la biblia: “No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12:16-18).
 

 
 
21 de mayo de 2025

 
PROTEGER EL REGALO DE DIOS
 
Jueces 11:24 Lo que te hiciere poseer Quemos tu dios, ¿no lo poseerías tú? Así, todo lo que desposeyó Jehová nuestro Dios delante de nosotros, nosotros lo poseeremos.
 
 
Aunque la salvación en Cristo nos ha sido dada sin merecerla, nuestra obligación es depender del poder de Dios para no ceder en ningún área nuestra conquistada por el Señor.
 
Jefté, luego de ser convencido por los líderes de Galaad, se dispuso a batallar en contra de los amonitas; pero antes desarrolló un dialogo con ellos a través de mensajeros. Y, en su lucha por convencerlos, les expuso como la nación de Israel inicialmente no había querido luchar contra ellos; pero que, a causa de que ellos atacaron a Israel, Dios los entregó junto con sus tierras 300 años atrás en manos de Israel; y lo que Dios dio, Israel debía cuidarlo.
 
Hoy no somos enviados a luchar por conquistar tierras, sino por derrotar y desalojar de nuestro corazón todas las obras contrarias al reino de Dios. El terreno es nuestra alma; la cual, cuando se es cristiano, ha sido conquistada por el Salvador a través de la obra del Espíritu de Dios para desalojar de ella todo pecado y liberarla del dominio de satanás.
 
Entonces, debemos ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor (Fil.2:12); porque ese es el querer y el hacer que Dios produce en el creyente conforme a Su voluntad (Fil.2:13). Dios mismo se encarga de sembrar en nosotros ese celo por permanecer en santidad, luchando en contra de las tentaciones y adversidades a través de las cuales se nos quiere arrebatar nuestra libertad del pecado.
 
El verdadero creyente en Cristo no permanece pasivo, pensando que es de lo más normal caer en tentación, bajo la excusa de que nadie es perfecto y de que Cristo ya pagó por él en la cruz; por el contrario, sin dudar de la obra completa de Cristo, se levanta a batallar en contra del pecado en su vida, porque sabe que no debe devolverle al diablo ninguna de las áreas en las que Cristo ya lo liberó.
 
¿Protege usted el estado de gracia que Cristo ganó para su vida? Si es así, su lucha concuerda con lo que Pablo escribió: “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:2).
 

 
 
20 de mayo de 2025

 
ORAR Y ACTUAR
 
Jueces 10:15-16 Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día. Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová; y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel.
 
 
Si el creyente pide algo a Dios, en oración, debe actuar conforme a su petición; porque sabe que no solo necesita la mano de Dios actuando en sus circunstancias, sino que principalmente la necesita transformando su corazón.
 
El pueblo de Israel volvió a clamar a Dios por liberación de sus enemigos, porque ya se les había vuelto costumbre ser infieles al Señor y sufrir por ello. Cuando venía la opresión de otros pueblos, ellos clamaban al Señor y Él los libraba a través de un líder lleno de Su poder; aunque esto solo duraba unos años y luego ellos volvían a hacer lo mismo.
 
Por ello, en esta ocasión, cuando clamaron, Dios les respondió que no los libraría, que más bien clamaran a sus “dioses” paganos (Jueces 10:13-14); ante lo cual el pueblo siguió orando. Ellos actuaron conforme a su oración, quitaron de en medio de ellos la idolatría y obedecieron los mandatos del Señor.
 
En nuestros días debe pasar igual; un creyente no puede orar para que Dios lo libere de las consecuencias de su pecado y al mismo tiempo seguirlo practicando; no puedo orar para no quedar sin empleo y seguir siendo negligente para trabajar; no puedo orar por buenas calificaciones y seguir sin estudiar para los exámenes; no puedo orar por la restauración de mi familia y seguir siendo un cónyuge infiel; no puedo orar por libertad financiera y seguir mal gastando el dinero; no puedo orar para que Dios se manifieste en mi vida y seguir sin dedicarle tiempo de calidad a Él. Todo esto es apenas lógico; por ello debemos evaluar si nuestra actitud está coordinada con nuestras peticiones a Dios.
 
Pero, simultáneamente, junto con el actuar de forma coherente a mi oración, no puedo dejar de orar. No puedo dejar de apelar a la misericordia de Dios en Cristo; porque en la primera carta de Juan 2:1 se me enseña: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.
 
Mi pecado debe inclinarme a buscar al Salvador, en vez de alejarme de Él; porque Él no solo me puede liberar de las consecuencias de mi desobediencia, sino que en medio de la oración puede transformar mi corazón, haciendo que mi oración se vuelva acción.
 

 
 
19 de mayo de 2025

 
TODO TIENE CONSECUENCIAS
 
Jueces 9:19-20 si con verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de Abimelec, y él goce de vosotros. Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y fuego salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec.
 
 
Al actuar, el hijo de Dios entiende que es justo recibir las consecuencias de sus acciones; por lo cual procura ser íntegro, recto y sincero.
 
Luego de matar a todos los hijos de Gedeón (Jerobaal), Abimelec fue confrontado por Jotam (el único que sobrevivió); y luego de narrarle una parábola sobre árboles, proclamó que Abimelec se enfrentaría al pueblo que lo respaldó y que el mismo pueblo destruiría a Abimelec. Jotam huyó, pero sus palabras describieron lo que luego aconteció; porque Abimelec murió a manos del pueblo que lo ayudó a levantarse en contra de los que gobernaban en ese tiempo.
 
Aunque no acontece así en todos los casos, lo normal es que las consecuencias de nuestros actos nos alcancen. Pablo lo escribió así: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gal. 6:7); y aunque él lo decía específicamente para que “El que es enseñado en la palabra haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye” (Gal. 6:6), se puede aplicar a todos los aspectos de nuestra vida.
 
El amor a la fama, al poder, al placer, o a cualquier otra cosa, puede llevarnos a actuar en contra de la voluntad de Dios; y, entonces, lo que más lógicamente nos podría llevar a Dios es que padecer las consecuencias de nuestro pecado; porque así sería más clara la condición de la cual debemos ser salvados y buscaríamos al Señor con mayor denuedo.
 
Si Cristo es nuestro Salvador, no deberíamos cuestionar que las consecuencias de nuestros pecados nos alcancen; más bien deberíamos apreciarlo, para que “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9).
 

 
 
18 de mayo de 2025

 
DIOS NO COMPARTE SU SEÑORÍO
 
Jueces 8:22-23 Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián. Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros.
 
 
A la menor posibilidad de enseñorearse sobre los demás, el verdadero creyente reacciona proclamando que solo Dios es el Señor de todo ser; porque sabe que alguien que se somete a Dios por completo se sujetará a las autoridades que el Señor ha establecido sobre él.
 
Esta expresión de Gedeón fue pronunciada en un momento en que todo Israel lo admiraba como líder militar, y por ello es de gran importancia como ejemplo para los cristianos de nuestra generación; ya que hoy, por la masividad de los medios de comunicación, un perfecto desconocido puede llegar a ser un gran héroe mundial en cuestión de instantes. Pero esto no debe deslumbrar a los hijos de Dios.
 
Al igual que Gedeón, el verdadero cristiano debe proclamar: ¡No seré señor, Jehová señoreará! Y esto no significa que un cristiano no pueda ejercer un cargo de liderazgo dentro de su iglesia, o dentro de la sociedad en general; significa que debe hacerlo con sensatez, tal como Cristo se lo exigió a los apóstoles diciendo: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad; mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor” (Mateo 20:25-26).
 
Un ejemplo claro de cómo entendieron esto los apóstoles, fue cuando Pablo, a pesar de su autoridad, no obligó a los creyentes a que lo sostuvieran económicamente (2Ts.3:7-9); porque sabía que en la medida en que ellos se sometieran a Dios, le respetarían, le obedecerían y le ayudarían económicamente a él, como el siervo del Señor que Pablo era.
 
No tratemos de señorear, busquemos servir; y así ¡Dios será exaltado como Señor!
 

 
 
17 de mayo de 2025

 
DIOS NO COMPARTE SU GLORIA
 
Jueces 7:2 Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.
 
 
Al ver que los recursos son pocos, podemos llegar a pensar que aún no es el tiempo de Dios, o que nos estamos arriesgando sin que Él nos acompañe; pero muchas veces el Señor mismo es quien nos despoja de toda posibilidad humana, para que Su gloria sea evidente en nuestra victoria y ninguno se atreva a reclamarla.
 
Dios mismo le dio las estrategias a Gedeón para que redujera a su ejército, llevándolo de 32000 a 300; lo cual era, y sigue siendo, ilógico para el pensamiento humano; porque se hace inconcebible que un general llegue a pensar que reduciendo el número de sus soldados ganará la batalla. Pero, por increíble que suene, así sucedió; y Dios fue quien le dio la victoria.
 
Luego de corroborar que los madianitas estaban llenos de temor hacia Israel y hacia él, Gedeón adoró al Señor y convocó su ejército con seguridad, proclamando “Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos” (Jueces 7:15). Sencillamente entendió que Dios mismo se glorificaría a pesar de que fueran tan pocos; y usando tácticas totalmente diferentes a las que comúnmente se usan en la guerra (Jueces 7:16-22), siendo dirigido por el Señor, Gedeón obtuvo la victoria.
 
Para el creyente en Cristo sigue siendo igual; Dios no le permitirá nunca a ninguno de sus hijos que se lleven la gloria por lo que sucede en sus vidas; y por ello Él siempre buscará acondicionar las circunstancias de tal forma que se haga evidente Su poder sobrenatural para librar a Su pueblo.
 
Tentaciones continuas, escasez de recursos, persecuciones injustas, dolencias físicas, pérdidas de seres queridos y cualquier otra circunstancia adversa, solo son mecanismos que Dios usa para hacer brillar Su gloria en los que se someten al señorío de Cristo.
 
En vez de cuestionar al Señor por las circunstancias, debemos creer como Gedeón que Dios va glorificarse grandemente, adorándolo y obedeciéndole; ¡Porque de Él, y solo de Él, es toda la gloria!
 

 
 
16 de mayo de 2025

 
LA FUERZA DE DIOS EN NOSOTROS
 
Jueces 6:14, 16 Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.
 
 
No importa lo débiles que estemos en nuestra humanidad; porque cuando estamos en Cristo, y nos aseguramos de cumplir Su propósito, nuestras fuerzas pasan a ser las del Señor; porque Él está con nosotros.
 
Realmente Gedeón temía a los madianitas, pero al mismo tiempo clamaba a Dios; y esperando la confirmación de Dios para guiar a los Israelitas en batalla, después que recogió lo que tenía para que no se lo robaran, fue guiado por el Señor a derribar el altar de los “dioses” paganos y a usarlo como leña en su ofrenda a Jehová (Jueces 6:25-31). En medio de su temor humano, Gedeón ejercía “su fuerza” por obra de Dios; pues el Señor fue quien lo envió y acompañó. Esta fuerza era la fuerza del Señor para salvar.
 
Así también pasa con muchos creyentes que viven escondiendo lo que creen que perderán y piden a Dios continuamente confirmaciones de Su voluntad (Jueces 6:36-40); pero que, a pesar de sus dudas y temores, se atreven a confrontar el pecado del mundo y de los que se dicen ser cristianos. Lo que hizo Gedeón no es una muestra de que se deba estar pidiendo señales al Señor, sino una demostración de que, a pesar de su debilidad humana, las fuerzas de los creyentes son las que el Señor da, por medio del Espíritu Santo, para batallar contra un mundo que busca oprimirnos por medio del pecado (Jueces 6:34-35).
 
Dios sigue invitándonos a usar nuestra vida y nuestras fuerzas para glorificarlo; pero debemos asegurarnos de estar cumpliendo Su propósito, para que nuestra fuerza sea el poder de Dios en nosotros (2 Corintios 12:9-10).
 
Hoy, la voz del Señor se dirige a cada uno de los verdaderos creyentes en Cristo: “¿No te envío yo? ...Ciertamente yo estaré contigo”
 

 
 
15 de mayo de 2025

 
CANTANDO SIN TEMOR
 
Jueces 5:3 Oíd, reyes; escuchad, oh príncipes; yo cantaré a Jehová, cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel.
 
 
Expresar nuestros sentimientos al Señor, agradeciendo Su favor a través de Jesucristo, no debe ser limitado por la influencia humana; porque los grandes de la tierra no pueden salvarnos ni condenarnos eternamente, ellos también necesitan conocer al verdadero Dios.
 
El canto de Débora fue promulgado ante los líderes de Israel, luego de vencer a los gobernantes enemigos; esta fue una expresión sincera de un corazón que alababa a Dios sin temor, porque entendía y había experimentado el dominio del Señor sobre los poderosos de la tierra.
 
El canto debe ser una expresión del corazón; y, aunque muchos solo lo usen para exaltar al mundo, a sus líderes y sus perversiones, el cristiano lo usa para proclamar sin temor la grandeza del Señor.
 
No es irreverencia promulgar los atributos de nuestro Salvador cantando; por el contrario, en vez de vivir tapándonos los oídos ante las vivencias pecaminosas que se promulgan sin temor, debemos levantarnos y abrir nuestras bocas con cantos y expresiones artísticas valientes que proclamen a nuestro Dios.
 
Peor aún sería usar las excelencias del arte para dejarnos llevar por el mundo, solo con la excusa de que el arte no es bueno ni malo en sí mismo; porque realmente no es así, ya que quien compone una canción, y quien la canta, la usan como mecanismo para derramar su corazón; y este corazón, según Cristo, o es bueno y de él salen buenas cosas, o es malo y de él sale pecado (Mateo 12:35).
 
Piénselo, ¿Dejaremos que solo el mundo cante y que así nos quiera enseñar como bueno todo lo que Dios aborrece? ¿O como Débora levantaremos nuestro canto al Señor?
 

 
 
14 de mayo de 2025

 
DIOS ESCOGE A QUIEN ÉL QUIERE
 
Jueces 4:4, 9 Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; Ella dijo (a Barac): Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.
 
 
Ni la discriminación social, ni la debilidad de carácter, sirven de excusa para dejar de servir a Dios; pues Él se encarga de capacitar y dar gracia a quien escoge.
 
La vida de Débora, una líder Israelita del tiempo de los Jueces, muestra como el Señor capacita a alguien para servirle a pesar de los prejuicios sociales de la época; ya que en ese tiempo no era bien visto el liderazgo de una mujer. Al mismo tiempo, a pesar de haber sido impulsado por Débora, y precisamente por esto mismo, la vida de Barac corrobora que Dios no necesita personas perfectas sino obedientes; y nos recuerda que el liderazgo masculino siempre se debe procurar conforme al plan divino (1 Timoteo 3:1-7).
 
Es importante que Dios mismo sea quien nos revele nuestro llamado, para que lo ejerzamos en Sus fuerzas, sin temer lo mucho que el mundo o nuestra propia carne se opongan. Esto no se trata de subir nuestra estima propia, se trata de estimar a Dios por encima de nuestras debilidades y temores; para entonces actuar en obediencia.
 
El obediente no es aquel que se cree suficientemente capaz de actuar en el nombre del Señor, sino aquel que sabe valorar la voluntad de Dios por encima de su debilidad humana. Esto es fe; porque, tal como lo dijo Cristo, de la fe no se necesita sino un grano de mostaza (Mt17:20: Lc17:6), si se enfoca en el poder del que nos dirige y no en nosotros.
 
Cerciórese de su llamado en Dios, certifique por la Biblia si realmente su fe esta puesta el Salvador, busque en oración la voluntad del Señor para su vida y ¡Obedézcala!
 
“Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9:16) ¡Dios escoge a quien Él quiere!
 

 
 
13 de mayo de 2025

 
LUCHAR CONTRA EL MUNDO O ALIARSE CON ÉL
 
Jueces 3:1, 4 Estas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las guerras de Canaán… Y fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés.
 
 
Solo existen dos formas de vivir en el mundo: Luchando en contra de su tendencia pecaminosa, o aliándonos con él para dejar de sufrir en esta vida. El verdadero creyente en Cristo siempre escogerá la primera opción.
 
Para Israel no fue sencillo saber que debía vivir en medio de sus enemigos, y mucho menos cuando Dios mismo les ratificó que esto venía de parte de Él para mostrarles si realmente deseaban vivir bajo Su voluntad.
 
Es muy sencillo, las pruebas no están puestas por Dios para que Él sepa lo que hay en nuestro corazón, pues Él ya lo sabe; las pruebas están puestas para que entendamos nuestras debilidades y rebeliones, y dependamos de Él para luchar contra el mundo.
 
Solo existe otra opción cuando no peleamos contra el mundo: Unirnos a él; y esto es lo que la mayoría de la gente hace por no querer sufrir, por no querer luchar para glorificar realmente a Dios. Así pasó con el pueblo de Israel, cuando no tenían un líder que los dirigiera en la batalla, prefirieron unirse a sus enemigos y practicar lo que Dios aborrecía.
 
Hoy sabemos que las personas no son nuestros enemigos, pero el sistema pecaminoso del mundo que se rebela contra Dios si lo es; y si queremos santificar a Dios no podemos bajar la guardia, debemos apegarnos más a Cristo por medio de la oración y del estudio de Su Palabra, debemos glorificarlo en medio de esta generación tan parecida a la de los tiempos de Noé (Mateo 24:37-39; Lucas 17:26-27).
 
Vivir para Cristo, y no para el mundo, es demostrar que realmente se entiende y se valora lo que Cristo hizo para salvarnos; es luchar en Su nombre y con Sus fuerzas.
 

 
 
12 de mayo de 2025

 
UN SIERVO DE DIOS NO ES DIOS
 
Jueces 2:18-19 Y cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían. Más acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino.
 
 
Una persona conforme al corazón de Dios puede ser una respuesta a la oración; pero nunca debe confundirse con el Dios que la envió, para que no nos descarriemos cuando falte.
 
Los Jueces en Israel, luego de muerto Josué, llegaron a ser vistos como hoy se hace con muchos líderes cristianos; se les obedecía al ver que Dios andaba con ellos, pero tan pronto morían se pasaban al olvido junto al Dios que predicaban. Los Israelitas preferían servir a los “dioses” de los pueblos paganos, mientras el Dios verdadero no se hiciera evidente a través de un gobernante lleno de Su gracia.
 
Hoy, lastimosamente, pasa lo mismo en el ámbito de las Iglesias cristianas modernas; ya que muchas de ellas viven lejos del Señor, sin el fuego de Su santidad y de Su amor. Esto se da hasta que, en Su misericordia, Dios les envía líderes llenos de Su gracia, pero, al igual que Israel en el tiempo de los jueces, solo están cambiando de ídolo; dejando momentáneamente las personas, actividades y cosas que reinaban en su corazón, para seguir a una persona diferente a Cristo. Es por ello que por ungido que sea el individuo, algún día este se va o se muere; y los que lo idolatraban vuelven a su antigua vida.
 
Dios está levantando en todo lugar líderes llenos de Cristo, conforme a Su Palabra, que lideren a la gente que se autodenomina cristiana y la confronten con su pecado; pero eso no es todo. Lo que realmente falta es que los cristianos dejen de entretenerse con las personas carismáticas y se enfoquen en amar, servir y proclamar a Jesús; pues por no hacer así es que se ha permitido que surjan muchos líderes falsos, cuyos espectáculos “espirituales” atraen a muchos, usando sus personalidades carismáticas para lucrarse egoístamente.
 
Para no exaltar a alguien por encima de Jesús, recordemos lo que Él mismo enseñó que sus siervos debían pensar de sí mismos: “Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos” (Lucas 17:10).
 

 
 
11 de mayo de 2025

 
MANDADOS POR DIOS
 
Jueces 1:2-3 Y Jehová respondió: Judá subirá; he aquí que yo he entregado la tierra en sus manos. Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo al territorio que se me ha adjudicado, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo al tuyo. Y Simeón fue con él.
 
 
Cuando Dios manda a Sus hijos, los capacita para cumplir Su voluntad; pero si por temor se busca apoyo humano, esto puede terminar por desviar del propósito divino.
 
Los Israelitas preguntaron a Dios para saber cuál tribu iría a la guerra primero; pero cuando Él respondió, la tribu escogida prefirió apoyarse en otra tribu. Aun así, obtuvieron la victoria; pero su forma de ver la guerra empezó a cambiar, empezaron a dejar de expulsar o de exterminar por completo a sus enemigos, haciendo caso omiso a la voluntad de Dios; comenzaron a dar más importancia al criterio humano.
 
La misma Escritura registra que “cuando Israel se sintió fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo arrojó” (Jueces 1:28); y este fue el principio de su desviación de la voluntad de Dios. Así mismo sucede con cada creyente en Cristo, cuando desconfía del poder de su Señor; pues por más que Él lo haya fortalecido, empieza a depender de sus alianzas humanas y a generar un camino por el cual termina yendo lejos de Dios.
 
Imagínese, solo por un instante, que Cristo hubiera aceptado el consejo de Pedro y no se hubiera dejado arrestar y crucificar; o si se hubiera dejado ayudar de Poncio Pilato, para ser liberado en lugar de Barrabás; o si sucumbiendo ante la burla de la gente, se hubiera bajado poderosamente de la cruz. En cualquiera de estas situaciones podríamos haber dicho que temió hacer la voluntad de Dios y se apoyó en los hombres ¡Pero no sucedió así! ¡Poderosamente Cristo confió en su Padre eterno y nos salvó al obedecer!
 
No importa cuales sean las circunstancias particulares de cada uno, porque para todos Dios tiene una aplicación específica de Su soberana voluntad; la clave radica en no añadir ni quitar de lo que Él nos demanda. Solo así quedamos a merced de Su poder y no de nuestro esfuerzo humano.
 
¿Se apoya usted más en las personas que en Dios para hacer la voluntad del Señor?
 


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