Herederos de Dios y Coherederos con Cristo (Romanos 8:16-17)

DOCTRINA SOBRE DIOS


NOTA: En este sitio web llamado HEREDEROS DE DIOS se busca promover la sana doctrina y práctica en las Iglesias Cristianas.






DIOS

 

 

Enseñamos que no hay más que un Dios vivo y verdadero (Deuteronomio 6:4; Isaías 45:5-7; 1 Corintios 8:4), un Espíritu infinito que todo lo sabe (Juan 4:24), el Creador, Redentor, Conservador y Gobernante del Universo, perfecto en todos sus atributos, uno en esencia, existiendo eternamente en tres Personas —El Padre, El Hijo, y El Espíritu Santo (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14)— mereciendo adoración y obediencia cada uno por igual, ya que siendo iguales en toda perfección divina, desempeñan oficios diferentes, aunque unísonos, en la obra de la redención.


 

 

Dios el Padre

 

 

Enseñamos que Dios el Padre, la primera persona de la Trinidad, ordena y dispone todas las cosas de acuerdo a su propósito y gracia (Salmo 145:8-9; 1 Corintios 8:6). El es el Creador de todas las cosas (Génesis 1:1-31; Efesios 3:9). Como el único Gobernante absoluto y omnipotente en el universo, El es soberano en la creación, providencia, y redención (Salmo 103:19; Romanos 11:36).

 

 

Enseñamos que su paternidad involucra, tanto su designación dentro de la Trinidad, como su relación con la humanidad. Como el Creador El es Padre de todos los hombres (Efesios 4:6), pero El únicamente es el Padre espiritual de los creyentes (Romanos 8:14; 2 Corintios 6:18).

 

 

Enseñamos que El ha decretado para su propia gloria todas las cosas que suceden (Efesios 1:11). El continuamente sostiene, dirige, y gobierna a todas las criaturas y a todos los acontecimientos (1 Crónicas 29:11). En su soberanía, El no es ni el autor de, ni El que aprueba el pecado (Habacuc 1:13; Juan 8:38-47), ni tampoco anula la responsabilidad de criaturas morales e inteligentes (1 Pedro 1:17). En Su gracia El ha escogido desde la eternidad pasada a aquellos a quienes El ha determinado que sean suyos (Efesios 1:4-6); El salva del pecado a todos los que vienen a El por medio de Jesucristo; El adopta como suyos a todos aquellos que vienen a El; y El se convierte, al adoptarlos, en Padre de los suyos (Juan 1:12; Romanos 8:15; Gálatas 4:5; Hebreos 12:5-9).


 

 

Dios el Hijo

 

Enseñamos que Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad, posee todos los atributos divinos, y en estos El es igual al Padre, con su misma sustancia, y eternidad (Juan 10:30; 14:9).

 

Enseñamos que Dios el Padre creó de acuerdo a su propia voluntad, a través de su Hijo, Jesucristo, por medio de Quien todas las cosas continúan existiendo y operando (Juan 1:3; Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:2).

 

Enseñamos que en la encarnación (Dios hecho hombre) Cristo rindió o hizo a un lado únicamente las prerrogativas de deidad pero nada de la esencia divina, ni en grado ni en tipo. En su encarnación, la segunda Persona de la Trinidad, existiendo eternamente, aceptó todas las características esenciales del ser humano sin pecado y de esta manera se volvió el Dios-Hombre (Filipenses 2:5-8; Colosenses 2:9).

 

Enseñamos que Jesucristo representa a la humanidad y a la deidad en una unidad indivisible (Miqueas 5:2; Juan 5:23; 14:9-10; Colosenses 2:9).

 

Enseñamos que nuestro Señor Jesucristo nació de una virgen (Isaías 7:14; Mateo 1:23, 25; Lucas 1:26-35); que El es Dios encarnado (Juan 1:1, 14); y que el propósito de la encarnación fue revelar a Dios, redimir a los hombres, y gobernar sobre el Reino de Dios (Salmo 2:7-9; Isaías 9:6; Juan 1:29; Filipenses 2:9-11; Hebreos 7:25-26; 1 Pedro 1:18-19).

 

Enseñamos que nuestro Señor Jesucristo llevó a cabo nuestra redención por medio del derramamiento de su sangre en su muerte sacrificial en la cruz y que su muerte fue voluntaria, vicaria, sustitucionaria, propiciatoria, y redentora (Juan 10:15; Romanos 3:24-25; 5:8; 1 Pedro 2:24).

 

Enseñamos que debido a que la muerte de nuestro Señor Jesucristo fue eficaz, el pecador que cree es liberado del castigo, la paga, el poder, y un día de la presencia misma del pecado; y que él es declarado justo y se le ha otorgado vida eterna (Romanos 3:25; 5:8-9; 2 Corintios 5:14-15; 1 Pedro 2:24; 3:18).

 

Enseñamos que nuestra justificación es asegurada por su resurrección literal, física de los muertos; y que El, después de haber ascendido, está a la diestra del Padre, en donde ahora es nuestro mediador como Abogado y Sumo Sacerdote (Mateo 28:6; Lucas 24:38-39; Hechos 2:30-31; Romanos 4:25; 8:34; Hebreos 7:25; 9:24 1 Juan 2:1).

 

Enseñamos que en la resurrección de Jesucristo de la tumba, Dios confirmó la deidad de Su Hijo y demostró que ha aceptado la obra expiatoria de Cristo en la cruz. La resurrección corporal de Jesús también es la garantía de una vida de resurrección futura para todos los creyentes (Juan 5:26-29; 14:19; Romanos 1:4; 4:25; 6:5-10; 1 Corintios 15:20-23).

 

Enseñamos que Jesucristo regresará para recibir en su Gloria a los creyentes, juzgar a toda la humanidad según la Autoridad que recibió del Padre y establecer su Reino celestial (Juan 5:21-29; Hechos 1:9-11; 1 Tesalonicenses 4:13-5:2; 2 Timoteo 4:1,18).


 

Dios el Espíritu Santo

 

Enseñamos que el Espíritu Santo es una Persona divina, eterna, no derivada, que posee todos los atributos de personalidad y deidad incluyendo intelecto (1 Corintios 2:10-13), emociones (Efesios 4:30), voluntad (1 Corintios 12:11, eternidad (Hebreos 9:14), omnipresencia (Salmo 139:7-10), omnisciencia (Isaías 40:13-14), omnipotencia (Romanos 15:13), y veracidad (Juan 16:13). En todos los atributos divinos y en sustancia El es igual al Padre y al Hijo (Mateo 28:19; Hechos 5:3-4; 28:25-26; 1 Corintios 12:4-6; 2 Corintios 13:14; y Jeremías 31:31-34 con Hebreos 10:15-17).

 

 

Enseñamos que el Espíritu Santo ejecuta la voluntad divina en relación a toda la humanidad. Reconocemos su actividad soberana en la creación (Génesis 1:2), la encarnación (Mateo 1:18), la revelación escrita (2 Pedro 1:20-21), y la obra de salvación (Juan 3:5-7).

 

 

Enseñamos que la obra del Espíritu Santo en esta época comenzó en Pentecostés, cuando El descendió del Padre como fue prometido por Cristo (Juan 14:16-17; 15:26) para certificar a la Iglesia como la Institución establecida por Dios para este tiempo y completar su edificación como el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:13). El amplio espectro de su actividad divina incluye convencer al mundo de pecado, de justicia, y de juicio; glorificando al Señor Jesucristo y transformando a los creyentes a la imagen de Cristo (Juan 16:7-9; Hechos 1:5; 2:4; Romanos 8:9; 2 Corintios 3:6; Efesios 1:13).

 

 

Enseñamos que el Espíritu Santo es el Maestro divino, Quien guió a los apóstoles y profetas en toda la verdad conforme ellos se entregaban a escribir la revelación de Dios, la Biblia. Todo creyente posee la presencia del Espíritu Santo, Quien mora en él desde el momento de la salvación; y el deber de todos aquellos que han nacido del Espíritu, consiste en ser llenos de (controlados por) el Espíritu (Juan 16:13; Romanos 8:9; Efesios 5:18; 2 Pedro 1:19-21; 1 Juan 2:20,27).

 

 

Enseñamos que el Espíritu Santo administra dones espirituales a la iglesia. El Espíritu Santo no se glorifica a Sí Mismo ni a sus dones por medio de muestras ostentosas, sino que glorifica a Cristo al implementar su obra de redención de los perdidos y edificación de los creyentes en la santísima fe (Juan 16:13-14; Hechos 1:8; 1 Corintios 12:4-11; 2 Corintios 3:18).

 

 

Enseñamos, con respecto a esto, que Dios el Espíritu Santo es soberano en otorgar todos sus dones para el perfeccionamiento de los santos en el día de hoy y que hablar en lenguas y la operación de los milagros de señales en los primeros días de la iglesia, fueron con el propósito de certificar y apuntar hacia a los apóstoles como reveladores de verdad divina, y su propósito nunca fue el de ser característicos en las vidas de los creyentes (1 Corintios 12:4-11; 13:8-10; 2 Corintios 12:12; Efesios 4:7-12; Hebreos 2:1-4); por ello, cuando en su soberana voluntad el Espíritu Santo obre en forma similar a su obra milagrosa dentro la Iglesia primitiva, esto no debe fijarse como regla o ideal espiritual.




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