NECESIDAD DE MINISTROS

NECESIDAD DE MINISTROS

Tit0 1:5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;

IGLESIA HEREDEROS DE DIOS-11/11/2012

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I.              INTRODUCCIÓN

·         La necesidad de personas oficialmente encargadas de servir quedó clarificada por Cristo al decir a sus discípulos: “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” (Mateo 9:37-38)

·         Esta misma necesidad impulso a Pablo a enviar a Tito, y a escribirle

II.            AFIRMACIÓN CENTRAL

Debemos tener claras las demandas bíblicas para los ministros del evangelio, para no confundirnos y poder ser edificados en la fe; sobre todo, si sentimos el llamado divino a ser uno de ellos.

III.           BOSQUEJO ¿Qué demanda Dios de los ministros? Que sean:

A.   SIERVOS DE DIOS CONFORME AL EVANGELIO (Tito 1:1)

·         Que no pierdan su perspectiva de esclavos (“Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo”) (Josué 1:2; 24:29; Amos 3:7; Jer 7:25)

·         Que no olviden las virtudes que vienen con el evangelio

Fe, Conocimiento y Esperanza (Tito 1:1-2); siendo esta última el motor de la predicación de Pablo (Tito 1:3) y siendo la primera la marca de Tito como discípulo fiel y verdadero (Tito 1:4).

B.   ANCIANOS DE LA IGLESIA CONFORME LA MADUREZ EN CRISTO (Tito 1:5).

·         Con un hogar ejemplar (Tito 1:6).

·         Con una forma de administrar ejemplar

1.    Sin las actitudes del mundo que estorban (Tito 1:7).

2.    Con las actitudes de Cristo que edifican (Tito 1:8-9).

3.    Contrastando con el daño de los falsos ministros (Ti 1:10-12)

a.    Quienes son un daño por si solos (Tito 1:10).

b.    Quienes son un daño para las familias creyentes (Tito 1:11).

c.    Quienes son un daño por la sociedad en general (Tito 1:12).

4.    Exhortando a creer de forma sana (sencilla y útil) (Tito 1:13).

a.    Evitando enseñanzas de Ilusiones e Imposiciones (Tito 1:14).

b.    Fomentando la pureza sin la cual hasta el más talentoso se vuelve aborrecible, rebelde e inútil (Ti 1:15-16).

IV.          CONCLUSIÓN